(La liquidación de los Presupuestos es un documento en el que se muestra qué se ha gastado efectivamente de todo lo que había autorización para gastar, y en qué ámbitos concretos. Esta es la intervención del concejal Miguel Montanyà comentando este documento en el pleno de junio de 2018)

El Equipo de Gobierno presenta unas cuentas con un superávit de 6,78 millones de euros. Esto supone que, de cada 100 € que podía haber puesto el Ayuntamiento a disposición de la ciudadanía en forma de bienes y servicios, ha dejado aproximadamente 12 € sin gastar.

Solo en reparaciones y mantenimiento se han dejado sin gastar 166.824,35 € de los 424.479,52 € que había definitivamente presupuestados (un 40 % de presupuesto sin ejecutar). ¿Van a negar el estado de progresiva decadencia de las instalaciones de nuestra ciudad? ¿Van ustedes a decirle a las personas usuarias de las instalaciones, mobiliario y equipamientos municipales que están en un buen estado de mantenimiento?

Porque ya dijeron algo parecido a las personas en situación de emergencia social: que Collado Villalba tenía cubiertas todas sus necesidades en materia de emergencia social. ¿Es tal vez por eso que han dejado sin gastar 171.113,70 € de los 326.000 que había comprometidos para emergencia social? ¿Es tal vez por eso que han dejado sin gastar 42.148,67 € de los 160.000 que había comprometidos para necesidades sociales extraordinarias? De cada 100 € que podían emplearse en emergencia social ustedes han dejado sin gastar 44 €.

A estas alturas no sorprende a nadie que, en su afán de reducir gastos, hayan hecho presa ustedes en las partidas de mayor calado social. Vayan unos ejemplos más:

Las cifras que hemos comentado hasta aquí explican la mitad del superávit del que tanto pecho saca el Equipo de Gobierno. A juicio de Cambiemos Villalba, estas son las cifras del abandono consciente del municipio, de la dejación de funciones en la satisfacción de las necesidades más acuciantes de sus habitantes. El superávit obtenido se utilizará para pagar deuda por adelantado.

Y todo esto, ¿para qué? Para alinear a este Ayuntamiento con el espíritu de la Ley Montoro, que entiende que el objetivo último de la política presupuestaria es el superávit, y no satisfacer las necesidades de la población. Para honrar aquella reforma del Artículo 135 de la Constitución, que pone los intereses de los acreedores por encima de los de la ciudadanía, en menoscabo de la soberanía nacional. Para satisfacer las demandas del FMI en la línea de desmantelar los servicios públicos (ese FMI que fue tan brillantemente dirigido por su compañero Rodrigo Rato, que vuelve a ser noticia por aparecer en la lista de grandes morosos de Hacienda). Cada vez que se han debatido cuestiones presupuestarias, ustedes han defendido férreamente la decisión de intervenir a de este Ayuntamiento, los recortes planteados por el recién depuesto gobierno del PP y las exigencias de «austeridad» económicamente suicidas de la troika.

Si el objetivo era congraciar a sus superiores jerárquicos en el Partido y en el Estado presentando superávit a cualquier precio, pueden estar satisfechos. O podían, porque ¿dónde están ahora esos superiores? ¿Dónde está ahora Montoro? La liquidación de los Presupuestos de 2017 es un fiel retrato de la obsolescencia del proyecto político de este equipo de gobierno, fraguado para mayor gloria de un entramado de poder muy lejano a este municipio, a costa de las necesidades de las vecinas que más requieren ese dinero que ustedes se enorgullecen de no haber gastado. Gobernar para el pueblo es lo contrario: es ver en las cuentas públicas un instrumento para la satisfacción de necesidades de la población, es enfocar los resultados de esas cuentas como una condición a respetar, y no como el objetivo sí mismo. Es escuchar, planificar y gastar pensando en las necesidades del pueblo, y no en congraciar a un Cristóbal Montoro que vaya usted a saber dónde está a estas alturas.